En una jornada que dejó en evidencia el nivel de desconexión de la dirigencia política con la realidad de los bonaerenses, el Senado de la provincia de Buenos Aires dio media sanción a un proyecto que habilita la reelección indefinida de legisladores provinciales.
Sí, mientras miles de vecinos conviven con la inseguridad, la falta de respuestas en salud, educación y un colapso económico que golpea cada día más fuerte, los senadores debatieron cómo seguir aferrados a sus cargos sin límite alguno.
La votación terminó 22 a 22, y fue la vicegobernadora Verónica Magario, en su rol de presidenta de la Cámara Alta, quien desempató a favor del proyecto. “Mi voto es positivo”, dijo sin sonrojarse, dándole así media sanción a una ley que garantiza la permanencia en el poder de los mismos de siempre.
Un pacto silencioso entre oficialismo y oposición
El proyecto, impulsado por sectores del kirchnerismo, recibió el apoyo de 19 de los 21 senadores peronistas, además de dos libertarios «dialoguistas» y del senador del monzoísmo, Marcelo Daletto. Por fuera del voto en contra de algunos radicales, del PRO y del massismo, la medida avanzó sin mayores resistencias, dejando en evidencia una vergonzosa connivencia entre bandos que en público simulan estar enfrentados.
La senadora Sofía Vanelli (Frente Renovador) y el legislador Federico Fagioli (cercano a Juan Grabois) votaron en contra. En su argumentación, el radical Agustín Maspoli lanzó una advertencia que resuena en la sociedad:
“La provincia tiene muchos problemas que afrontar en materia de salud, educación, seguridad. Hoy deberíamos estar pensando en estos temas”.
¿Qué implica esta ley?
La reforma deroga los límites que habían sido impuestos en 2016 y habilita a senadores, diputados, concejales y consejeros escolares a reelegirse de manera indefinida, a excepción de los intendentes. Es decir, vuelve el “club del poder eterno”, donde el recambio y la alternancia democrática dejan de ser una posibilidad.
La medida es un regreso encubierto a la legislación anterior a la reforma impulsada durante la gestión de María Eugenia Vidal, y se interpreta como parte de un acuerdo político más amplio, posiblemente vinculado con la suspensión de las PASO.
Una clase política encerrada en sí misma
Mientras las calles arden de bronca por los robos, la inflación y la precarización, los legisladores usan el recinto para defender sus sillones. Lejos de ocuparse de los temas urgentes, se abroquelan detrás de sus intereses personales, desoyendo a una ciudadanía cada vez más harta del cinismo institucionalizado.