Ocurrió mientras no había nadie. Denunciaron falta de dinero en efectivo.
Fueron a abrir el negocio como todos los días. Pero algo había cambiado. Un hurto, un “escruche”, como se dice en la jerga delictiva. Horas antes, habían llegado los amigos de lo ajeno.
Se trata de una heladería ubicada en la calle Mendoza y Los Rosales, en el corazón de la zona gastronómica de Ingeniero Maschwitz.
Al llegar, el dueño encontró una computadora en la parte exterior del local. Una vez dentro, comprobó la falta de dinero en efectivo. Se acercó, tras la denuncia, personal de la comisaría local y peritos de Policía Científica.