El caos en el acceso a Bernal evidencia una grave falla del Estado: delincuentes bloquean rutas y exigen dinero para dejar circular. Un nene intentó apuñalar a un efectivo frente a cámaras de TV. Lo que empezó como una denuncia aislada en redes sociales terminó exponiendo una situación alarmante que ya no puede ser ignorada: en el Acceso Sudeste, a la altura de Bernal, grupos de vecinos organizaron un corte con quema de neumáticos y comenzaron a exigir dinero a los automovilistas para permitirles seguir camino. Literalmente: “si no pagás, no pasás”, le dijeron a un chofer que filmó la secuencia y la subió a Facebook.
La escena, propia de una zona liberada, se repitió una y otra vez durante horas sin que apareciera un solo patrullero. Pero lo más grave llegó después: cuando finalmente intervino la Policía Bonaerense, un niño intentó apuñalar a un efectivo de civil frente a las cámaras de televisión, mientras otro grupo de manifestantes arrojaba piedras contra los móviles. En medio del desborde, un disparo involuntario de un oficial terminó hiriendo a uno de sus compañeros en la rodilla, que debió ser trasladado al hospital.
El episodio, de una violencia absurda, está siendo investigado por la fiscalía de Jorge Saizar. Según confirmaron fuentes judiciales, la causa iniciada por el ataque del menor seguirá su curso en el fuero ordinario hasta que se confirme oficialmente su edad, momento en que podría derivarse al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.
Peaje trucho, motos robadas y un crimen entre bandas
Todo este conflicto tiene como telón de fondo el crimen de un adolescente ocurrido días atrás en esa misma zona. El chico, de 16 años, identificado como Isaías, fue encontrado por la Policía con dos balazos en el pecho y el abdomen. Viajaba en una moto Bajaj Rowser que había sido robada esa misma jornada en Quilmes. Según la investigación, habría muerto en una confrontación entre grupos delictivos.
Pero el dato más inquietante es lo que ocurrió después: los vecinos, lejos de colaborar con la justicia, agredieron a los policías que llegaron al lugar y trasladaron ellos mismos al herido al Hospital de Wilde. Luego, algunos de esos mismos vecinos fueron los que organizaron el corte en el Acceso Sudeste exigiendo dinero para circular, bajo la excusa de estar haciendo una colecta “porque mataron a un nene”.
El Estado ausente y el miedo como norma
Lo que queda claro es que la ausencia del Estado en determinados barrios genera un vacío de poder que es rápidamente ocupado por bandas que no tienen problema en recurrir a la extorsión, la violencia y hasta el uso de menores como escudos humanos. Que un chico intente atacar a un policía con un arma blanca no es sólo una anécdota espeluznante: es el reflejo de una fractura social profunda, donde el delito se naturaliza desde edades impensadas.
Mientras tanto, los automovilistas, trabajadores que sólo intentan llegar a destino, deben enfrentar la amenaza de ser detenidos y extorsionados por quienes convierten una vía pública en su propio peaje clandestino.
La pregunta que queda flotando es: ¿cuánto más se puede tensar la soga sin que haya una respuesta firme de las autoridades? ¿Hasta cuándo la gente va a tener que pagar por pasar por calles que deberían estar protegidas por el Estado?