Una verdadera conmoción sacude por estas horas a la localidad de Ingeniero Maschwitz, donde un joven de apenas 16 años fue hallado muerto en su casa, tras quitarse la vida en circunstancias tan escalofriantes como devastadoras.
El trágico episodio ocurrió el jueves por la tarde en una vivienda ubicada a metros de la ruta provincial 26. Fue su propio padre, Ramón Ignacio Quiñones, quien protagonizó el más crudo de los descubrimientos: al regresar del trabajo y tras saludar a su pareja, fue en busca de su hijo para abrazarlo… sin imaginar que lo encontraría colgado de una soga, en la reja de una ventana de una de las viviendas del fondo.
Apenas cinco minutos antes, el joven había estado tomando mates con la pareja de su padre. Nadie sospechó nada. Pero en cuestión de segundos, todo se tornó en horror.
El adolescente, identificado como Máximo Daniel Quiñones, no daba señales de vida cuando su padre, presa del shock y la desesperación, logró descolgarlo e intentar reanimarlo. Pero ya era demasiado tarde. El silencio sepulcral en la vivienda presagiaba lo peor: el joven había muerto.
Minutos después, una ambulancia del SAME llegó al domicilio de la calle Los Olmos al 2200, pero los médicos solo pudieron confirmar lo irreversible. Mientras tanto, la Policía cercaba la zona y peritos forenses iniciaban las tareas de rigor.
Según el testimonio del propio padre, Máximo atravesaba un duro momento personal: se había mudado a Ingeniero Maschwitz en noviembre pasado, tras conflictos familiares con sus hermanastros en Santa Fe. Parecía estar rehaciendo su vida: incluso había retomado sus estudios y cursaba el turno noche en la Secundaria N°31 de Maquinista Savio.
Pero, puertas adentro, algo más pasaba. Máximo era un chico reservado, sin demasiados amigos ni señales evidentes de lo que estaba por hacer. Un dolor silencioso lo consumía. Nadie lo vio venir. Nadie lo pudo evitar.
La Justicia investiga ahora el caso, bajo la carátula de “averiguación de causales de muerte”. La fiscalía interviniente –la UFI N°5 de Escobar– ordenó una batería de medidas: pericias en el lugar, análisis forense, testimonios y el secuestro del celular y la notebook del menor, en busca de pistas que ayuden a entender qué lo llevó a tomar semejante y fatal decisión.
Mientras tanto, el espanto se apoderó de toda una comunidad. Compañeros, docentes y vecinos no salen del asombro. La tristeza y la incredulidad reinan en cada rincón de Ingeniero Maschwitz. Y una familia destrozada comienza a atravesar el duelo más desgarrador.