La zona sigue a merced de la delincuencia, pese a promesas y campañas electorales.
La inseguridad volvió a golpear con fuerza en La Matanza, uno de los distritos más castigados del conurbano bonaerense, donde el abandono estatal se hace sentir desde hace años. Esta vez, la víctima fue un oficial de la Policía Bonaerense que, de camino a su trabajo, fue sorprendido por dos motochorros armados.
El hecho ocurrió el martes por la noche en San Justo, sobre la calle Berón de Astrada al 4000, entre Matheu y Cabrera, y quedó registrado por la cámara de seguridad de un vecino.
En las imágenes se ve cómo el agente, vestido de civil y circulando en moto hacia su destino laboral en Villa Celina, fue interceptado por los delincuentes. Uno de ellos lo empujó violentamente, provocando su caída al asfalto.
A pesar del golpe, el policía reaccionó con rapidez: sacó su arma reglamentaria y disparó contra los agresores. Los ladrones escaparon sin poder concretar el robo, pero uno de ellos resultó herido en el abdomen. Su cómplice lo abandonó a pocas cuadras del lugar, donde finalmente fue hallado por efectivos policiales y trasladado al hospital Ballestrini de Ciudad Evita. Allí permanece internado bajo custodia, imputado por robo calificado con uso de arma de fuego y con antecedentes por delitos similares. El otro sospechoso continúa prófugo.
El fiscal Gastón Bianchi, a cargo de la UFI N°3 de La Matanza, consideró que el uniformado actuó en legítima defensa, por lo que no tomó medidas en su contra.
Una postal repetida en La Matanza
Este violento episodio refleja una realidad cotidiana en el distrito más populoso de la provincia: la sensación de estar librados a la buena de Dios. Ni la cercanía de un proceso electoral parece modificar el panorama de abandono y desprotección que viven miles de vecinos a diario.
Frente a este contexto, la actitud del oficial, que logró defenderse con profesionalismo y evitar un desenlace aún más grave, fue clave. Su reacción no solo puso en fuga a los asaltantes, sino que también expuso la valentía de quienes, incluso siendo víctimas, se ven obligados a enfrentar el flagelo de la inseguridad.
