Por Germán Grams
El caso del uruguayo Pablo Laurta volvió a poner en evidencia una realidad que se repite una y otra vez en la Argentina: las mujeres denuncian, piden ayuda, pero el final siempre es el mismo. Ni los botones antipánico, ni las órdenes de restricción, ni las advertencias judiciales impidieron una nueva tragedia.
Esta vez, el desenlace fue doblemente atroz.
En la ciudad cordobesa de Villa Rivera Indarte, Luna Giardina, de 30 años, y su madre Mariel Zamudio fueron asesinadas a balazos el pasado 8 de octubre. El agresor, Pablo Laurta, ex pareja de Luna, había sido denunciado en múltiples oportunidades por acoso, amenazas y hostigamiento. Nada de eso alcanzó para detenerlo.
🔹 Un círculo de violencia que terminó en tragedia
Los vecinos de la víctima aseguran que Laurta merodeaba la casa con frecuencia, vigilaba sus movimientos y se mostraba cada vez más violento.
Luna había recurrido a la Justicia varias veces, pero como sucede en tantos otros casos, las medidas de seguridad no funcionaron.
Ni el botón de pánico, ni la restricción perimetral, ni las denuncias previas impidieron el ataque.
“Ella tenía miedo, lo había dicho muchas veces. Pero nadie la escuchó”, relató una vecina.
Tras cometer los femicidios, Laurta escapó con su hijo de cinco años, activando el Alerta Sofía y un amplio operativo de búsqueda nacional.
🔹 Un crimen con múltiples víctimas
En su fuga, el sospechoso habría contratado a un remisero, Martín Sebastián Palacio, en la localidad entrerriana de San Salvador, para que lo trasladara hacia Córdoba.
Poco después, Palacio desapareció, y su vehículo fue hallado incendiado en Villa Retiro, en un hecho que también afectó a otros 14 autos y obligó a evacuar a más de 130 personas.
Las cámaras de seguridad registraron a Laurta y Palacio juntos antes del viaje, lo que refuerza la hipótesis de que el remisero fue otra víctima del agresor.
Días más tarde, un cuerpo decapitado y mutilado fue encontrado en la zona rural de Concordia. Los peritos trabajan para confirmar, mediante ADN, si pertenece al chofer desaparecido.
🔹 Detención y hallazgos clave
El domingo, tras una intensa búsqueda, Laurta fue detenido en un hotel de Gualeguaychú junto a su hijo, quien fue rescatado en buen estado de salud.
En la habitación donde lo encontraron, los investigadores incautaron un arma de fuego, varios teléfonos celulares, una importante suma de dólares y la billetera del remisero desaparecido.
También se recuperaron videos y comunicaciones que demostrarían que existía un vínculo previo entre el agresor y Palacio, lo que podría confirmar la hipótesis de un crimen planificado.
🔹 La justicia que llega tarde
Pablo Laurta está imputado por doble femicidio agravado y sustracción de menores en Córdoba, mientras que la justicia entrerriana lo investiga por homicidio y desaparición forzada.
El caso vuelve a reflejar una falla estructural: la falta de eficacia en los mecanismos de protección a las víctimas de violencia de género.
Las medidas existen, pero no se controlan ni se hacen cumplir. Y mientras tanto, los nombres de Luna y Mariel se suman a una lista que no deja de crecer.
Este martes, el hijo de Luna —rescatado tras la detención— cumple seis años. Crecerá con el peso de una historia marcada por la violencia, el dolor y la indiferencia de un sistema que, una vez más, no llegó a tiempo.

