Historias Ferroviarias: El cambio de nombre a las estaciones ferroviarias

Les traemos una nueva entrega de las memorias de la vida ferroviaria de nuestro vecino matheuense de 97 años, Abel Fernández.


A la estación Wildermut se le puso Granadero Bustos; a Otto Bemberg, Rastreador Fournier; a Tacanas, Superintendente Ledesma; a Golf, Lisandro de la Torre; y a Hipódromo, 3 de Febrero. Lo grave vendría cuando a Retiro se le puso Presidente Perón, y a Victoria, Evita. Todas las estaciones con esos destinos debieron cambiar sus boletos por la nueva denominación: Tucumán, La Banda, Ceres, Galvez y Rosario los boletos de primera clase, pullman y segunda, y Córdoba estos tres, más los de dormitorio.

Venado Tuerto, Pergamino, Arrecifes y Capitán Sarmiento, por citar las más importantes, a los dos destinos: Perón y Evita.

Todas las estaciones de la sección urbana. Muchas con más de dos series, y San Isidro con ocho. Retiro, a todas las nombradas por el encabezamiento de sus boletos, ahí eran fácilmente más de 20 series, además de la venta anticipada, carteles y cuanta denominación fuera necesario cambiar: un gasto enorme sin duda.

Con la Revolución Libertadora de septiembre de 1955, por un decreto emitido el 5 de marzo de 1056, la Junta Militar ordena borrar todas las leyendas que ostenten aquellos nombres en edificios públicos y calles, a los que se agregaban los de las provincias de La Pampa y Chaco, y ahí Perón volvió a ser Retiro y Evita, Victoria.

Alguien podrá imaginar lo que significaron estos cambios para la contaduría: emitir en dos oportunidades cambios de los boletos, en el primer caso producto de la obsecuencia por ver quién llegaba primero, y lo segundo…

Abel Fernández

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