Cuando las estadísticas marcan un alarmante crecimiento de la pobreza infantil en el territorio bonaerense, los ministros de la gestión actual continúan embarcándose en insólitos gastos que le cuestan centenares de millones a un gobierno en llamas.
Mientras un grupo de funcionarios que representan a la gestión de Axel Kicillof ensaya explicaciones para la crisis sin precedentes que atraviesa la provincia de Buenos Aires, otro se encarga de hundir las arcas públicas a través de insólitos gastos que impactan de lleno en un presupuesto debilitado.
Días atrás, el propio ministro de Economía bonaerense, Pablo López, sobre cuyas espaldas carga uno de los fracasos más resonantes de las últimas décadas en el territorio bonaerense, aseguró a través de su cuenta de X que la agobiante situación se debe a “una recesión inducida por el gobierno nacional”. La respuesta de sus propios seguidores no se hizo esperar, y le reclamaron algo de responsabilidad en las polémicas decisiones tomadas durante su gestión.
A pesar de este preocupante escenario, sobran los actores que recurren a gastos superfluos que parecieran atentar contra la supervivencia del propio Kicillof en su cargo. Tal es el caso de Cristian Girard, titular de la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA), que autorizó la publicación de una controvertida licitación.
Se trata del proceso de compra Nro. 382-0754-LPU24, que propone que la provincia se comprometa a un gasto de 407 millones de pesos en papel y cartón, que será destinado a lo que resta del ejercicio 2024 y parte del 2025. La compulsa pareciera tirar atrás varios años de digitalización de la administración pública, el proceso inaugurado por el gobierno de María Eugenia Vidal, y que el gobernador Kicillof se comprometió a profundizar.
Las contradicciones de la política y la preocupante falta de idoneidad de sus dirigentes pintan un escenario negro en la provincia. Mientras seis de cada diez niños en el territorio se encuentran por debajo de la línea de pobreza, la gestión del gobernador Axel Kicillof gasta más de 400 millones en papeles membretados.
(Realpolitik)
