El dictador venezolano Nicolás Maduro lanzó graves acusaciones contra el gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido en Venezuela desde el 8 de diciembre de 2024. Según Maduro, Gallo formaba parte de un plan criminal cuyo objetivo era atentar contra la vicepresidente venezolana, Delcy Rodríguez. Sin embargo, las declaraciones del líder chavista carecen de pruebas concretas, lo que ha generado un fuerte rechazo del gobierno argentino y de organismos internacionales.
“Nosotros a esa gente la estábamos esperando”, afirmó Maduro en una transmisión televisiva, al tiempo que vinculó al gobierno argentino con supuestos planes violentos en su país. “Es mentira que tiene una novia aquí, ese señor tiene su esposa en Argentina”, agregó, desacreditando la versión de que Gallo había viajado por motivos familiares.
Respuesta argentina y denuncia internacional
Desde el gobierno argentino, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, respondió con firmeza:
“Escuchame bien, Maduro: tus mentiras no te van a salvar. Acusar sin pruebas a Nahuel Gallo de un complot ridículo solo expone la desesperación de tu régimen asesino.”
El caso también fue denunciado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que calificó la detención como una violación grave de derechos humanos. En su resolución, la CIDH subrayó el riesgo de daño irreparable para Gallo.

Tensión diplomática en aumento
La detención del gendarme ocurrió en un contexto de ruptura diplomática entre Argentina y Venezuela. Las relaciones bilaterales se deterioraron en julio de 2024, y este episodio ha intensificado la confrontación.
El presidente argentino, Javier Milei, reconoció recientemente al opositor Edmundo González Urrutia como presidente legítimo de Venezuela, lo que generó nuevas tensiones. González Urrutia, quien asegura haber ganado las últimas elecciones presidenciales en Venezuela, permanece exiliado tras el desconocimiento de los resultados por parte del régimen de Maduro.

Un conflicto sin resolución inmediata
Gallo, de 33 años y con destino en Mendoza, fue arrestado al cruzar la frontera desde Colombia hacia Venezuela. Las autoridades venezolanas lo acusan de planear actos desestabilizadores bajo la fachada de una visita familiar. Sin embargo, el gobierno argentino calificó las acusaciones como infundadas y exigió su liberación inmediata, mientras organismos internacionales denuncian una persecución política.
El futuro del gendarme argentino sigue siendo incierto, en medio de un conflicto que evidencia el aislamiento del régimen chavista y las crecientes tensiones en la región.