La Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó la condena a 20 años de prisión para Enrique Ricardo Juan Pochón, conocido como “El Chacal de Bermúdez”, quien fue hallado culpable de abusar sexualmente de su hija de manera sistemática durante más de una década. Con esta resolución, queda firme la sentencia dictada en 2021 por la Justicia santafesina, que lo encontró responsable de delitos aberrantes que conmocionaron a la comunidad de Capitán Bermúdez y al país entero.
Un infierno de 13 años
Los abusos comenzaron en 2006, cuando la víctima tenía apenas 8 años, y se prolongaron hasta 2019. Durante ese período, Pochón sometió a su hija a violaciones reiteradas, golpes y amenazas de muerte para mantenerla en silencio.
La investigación reveló que el agresor ejercía un dominio absoluto sobre la menor, impidiéndole denunciar lo ocurrido. Sin embargo, en 2019, la joven quedó embarazada producto de las agresiones y dio a luz a un hijo, lo que permitió a la Justicia recabar pruebas irrefutables de los crímenes cometidos.
El proceso judicial y la condena
El caso llegó a juicio en abril de 2021, cuando Pochón fue declarado culpable de abuso sexual con acceso carnal agravado, corrupción de menores y amenazas coactivas. La Justicia santafesina lo condenó a 20 años de prisión, una pena que fue ratificada en instancias superiores.
En los últimos días, la Corte Suprema confirmó el fallo, dejando firme la condena y descartando cualquier intento de apelación por parte de la defensa del acusado.
Un caso que estremeció a Capitán Bermúdez
El caso de “El Chacal de Bermúdez” generó un fuerte impacto en la comunidad de Capitán Bermúdez, una localidad situada a pocos kilómetros de Rosario. Los vecinos siguieron de cerca el proceso judicial y manifestaron su indignación ante la brutalidad de los hechos.
Desde organismos de derechos humanos y asociaciones que luchan contra el abuso infantil remarcaron la importancia de esta condena como un mensaje claro para la sociedad: “El silencio no protege, denunciar es el primer paso para frenar el abuso”.
A pesar de la firmeza del fallo, el daño causado a la víctima es irreparable. Sin embargo, la ratificación de la sentencia representa un acto de justicia y un reconocimiento a su valentía para denunciar el horror que vivió durante tantos años.