Justicia revierte una polémica absolución y condena a un abusador serial a 25 años de prisión

La Sala III de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional condenó a 25 años de prisión a Juan Ángel Tolaba, quien había sido previamente absuelto por un tribunal oral, pese a las múltiples denuncias de abuso sexual presentadas por su ex pareja, su hijastra y sus propios nietos. La sentencia anterior fue revocada por considerarse arbitraria y carente de perspectiva de género y derechos de la infancia.

Los hechos ocurrieron entre 2014 y febrero de 2020 en distintos domicilios de la Ciudad de Buenos Aires. Tolaba fue acusado de abuso sexual con acceso carnal reiterado, promoción de la corrupción de menores, coacción, privación ilegal de la libertad, y amenazas. Las víctimas fueron su exesposa, una hijastra y cuatro nietos, algunos de los cuales eran menores de edad al momento de los abusos.

El caso salió a la luz por una primera denuncia en 2019, impulsada por una de las hijastras del acusado tras una recomendación escolar. Luego se sumaron las declaraciones de ex parejas, hijas y nueras del acusado, quienes aportaron testimonios coincidentes sobre abusos, violencia física y encierros forzados.

En un fallo muy criticado, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 8 había desestimado gran parte de la prueba, argumentando supuestas inconsistencias en los relatos y sugiriendo incluso una posible “confabulación” de las denunciantes.

El tribunal minimizó la validez de las cámaras Gesell realizadas a menores, calificó de “escuetos” sus testimonios, y descartó informes psicológicos por considerarlos basados únicamente en los dichos de las víctimas. Esta interpretación fue revertida por Casación, que consideró que el fallo ignoró estándares internacionales y nacionales sobre violencia sexual, de género e infantil.

La Cámara de Casación, integrada por los jueces Pablo Jantus, Alberto Huarte Petite y Horacio Dias, analizó el caso con una perspectiva integral. Destacó que los abusos fueron cometidos en un entorno familiar de sometimiento, donde las víctimas convivían con el agresor bajo constantes amenazas, encierros, y violencia psicológica.

Se consideraron especialmente relevantes los testimonios persistentes de las víctimas, su coherencia entre sí y el patrón de conducta que se repetía con distintas personas en distintos momentos.

Además, los jueces remarcaron que no es razonable cuestionar el silencio inicial de las víctimas ni exigir un comportamiento “esperable” según estereotipos sociales o de género.

Tolaba fue condenado por:

  • Abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y la guarda.
  • Promoción de la corrupción de menores agravada.
  • Coacción agravada.
  • Privación ilegal de la libertad reiterada.

Los magistrados también ordenaron tomar el perfil genético del condenado para ingresarlo al Banco Nacional de Datos Genéticos.

Entre los agravantes se contemplaron la reiteración de los hechos, el daño psicológico causado a las víctimas, el uso de amenazas y el alto nivel de violencia. Como atenuantes, se consideró que Tolaba no tenía antecedentes penales y su bajo nivel sociocultural.


Este fallo marca un antecedente relevante en la Justicia argentina. No sólo por la severidad de la condena, sino también porque pone de relieve la importancia de evaluar las denuncias de abuso con perspectiva de género y derechos de niños, niñas y adolescentes, sin caer en estigmas ni estereotipos.

La revisión del caso por parte de Casación evitó que una decisión judicial deficiente dejara impune una cadena de abusos y violencias que se extendieron durante años, y que afectaron gravemente a varias generaciones dentro de un mismo núcleo familiar.

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