En una sesión marcada por desbordes, gritos y actitudes impropias de un Congreso, la Cámara de Diputados aprobó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que le permite al Gobierno nacional firmar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. La votación, que se resolvió por 129 votos a favor y 108 en contra, no solo exhibió la fragmentación política sino también el preocupante nivel de degradación de muchos de nuestros “representantes”.
Desde el arranque, la sesión estuvo envuelta en tensiones. La Libertad Avanza intentó acelerar el debate con una propuesta que limitaba los tiempos de exposición y restringía las cuestiones de privilegio, lo que desató un airado rechazo del peronismo. En ese contexto, los gritos, insultos y enfrentamientos verbales marcaron el tono de la jornada, con legisladores comportándose de manera vergonzosa, lejos de la seriedad que el recinto amerita.
Uno de los momentos más grotescos de la jornada lo protagonizó la diputada libertaria Marcela Pagano, quien sacó un megáfono en pleno recinto para gritarle al presidente de la Cámara, Martín Menem, por una disputa interna de su espacio político. Su acción desató una escena propia de un mitín callejero, en lugar de un debate legislativo serio. “No me calle, interrumpir al orador es de fascista”, gritó, en un episodio tan absurdo como lamentable.
Los insultos y agresiones tampoco faltaron. En medio de una acalorada discusión, el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, a los gritos, desafío a Menem a que lo llame al orden, mientras recordaba incidentes violentos recientes entre diputados de La Libertad Avanza. “¡Llamalo a Almirón, que cagó a trompadas a un diputado!”, exclamó, en una escena digna de un programa de chimentos antes que de una sesión parlamentaria.

Mientras tanto, afuera del Congreso se vivía un clima de tensión. Un fuerte operativo de seguridad resguardó el Palacio Legislativo ante una nueva movilización en defensa de los jubilados. La semana anterior, una protesta similar había terminado con graves incidentes y cientos de detenidos.
Pese al desorden y las peleas, el oficialismo logró la aprobación del DNU con el respaldo del PRO, la UCR, la Coalición Cívica, Encuentro Federal y diputados alineados con gobernadores. La oposición peronista votó en contra, aunque se notaron algunas ausencias llamativas, como la de los legisladores de Catamarca, que responden al gobernador Raúl Jalil.
Más allá del resultado, la sesión volvió a mostrar un Congreso que parece más enfocado en la pelea política y en la gestualidad mediática que en representar con seriedad a los ciudadanos. Mientras la economía sigue golpeando a la mayoría de los argentinos, muchos diputados eligen el show por sobre el debate. Y el país, una vez más, es el que paga las consecuencias.