Más Allá de la Comodidad: Las Razones Ocultas de Tu Gato al Dormir en Tu Cama

El instinto territorial, la búsqueda de confort y el deseo de cercanía son algunas de las razones por las cuales un gato podría elegir tu cama como su lugar de descanso. Existen varias explicaciones para este comportamiento:

  1. Confort y calor: Los gatos son animales que buscan calor. El cuerpo humano, al emitir calor de forma constante, representa un refugio natural para ellos, especialmente durante noches frías. El veterinario Stuart Hovis explicó que muchos felinos optan por descansar cerca de la cabeza de sus cuidadores, ya que esta zona del cuerpo emite calor constante y no se ve interrumpida por los movimientos durante la noche.
  2. Seguridad y confianza: Los gatos son animales profundamente territoriales y, a pesar de su reputación de independencia, suelen buscar lugares seguros y tranquilos para dormir. Según el veterinario Juan Enrique Romero, un gato que duerme cerca de su dueño está mostrando una señal clara de confianza. Sabe que está en un entorno seguro, donde se siente protegido.
  3. Vínculo afectivo: Aunque los felinos son conocidos por su naturaleza independiente, también pueden desarrollar fuertes lazos emocionales con sus cuidadores. En muchos casos, dormir cerca de la cabeza o del rostro del dueño es una forma de contacto cercano que va más allá de la necesidad de calor, es una forma de reafirmar ese vínculo afectivo.
  4. Marcaje territorial: Al frotar su cabeza o cuerpo contra superficies, los gatos liberan feromonas que marcan su territorio. Dormir en la cama es una forma de reclamar ese espacio como propio, especialmente si conviven con otras mascotas en el hogar.
  5. Rutina y hábitos: Los gatos son animales de costumbres. Si desde pequeños han tenido acceso a la cama, es probable que con el tiempo mantengan esa preferencia. La rutina y el hábito son fundamentales para ellos.

La manera en que un gato elige dormir en la cama de su dueño no es un detalle menor. Cada ubicación puede reflejar su estado de ánimo, su necesidad de confort o incluso la relación con el dueño:

  • Sobre la cabeza: Esta posición es común porque la cabeza de la persona es una zona estable durante el sueño, lo que proporciona a los gatos un lugar tranquilo para descansar, además de la cercanía al calor.
  • Sobre el pecho o cerca del corazón: La proximidad al sonido de la respiración y los latidos del corazón tiene un efecto tranquilizante para el felino. Además, el ritmo constante de estos sonidos puede hacer que el gato se sienta seguro.
  • A los pies de la cama: Al estar en este lugar, el gato puede vigilar el entorno sin sentirse atrapado, manteniendo una posición accesible y cómoda para reaccionar si es necesario.
  • Bajo las sábanas: Algunos felinos prefieren un refugio más cerrado. Al ocultarse bajo las sábanas, buscan un ambiente que les brinde protección y aislamiento, similar al de un pequeño espacio cerrado.
  • En la almohada: Si el gato duerme sobre la almohada, puede estar marcando este espacio personal, además de mantenerse cerca de su dueño sin invadir completamente su espacio.

La decisión de permitir que un gato duerma en la cama depende, en gran parte, de las preferencias personales de cada dueño. Sin embargo, hay varios factores a considerar, tanto a favor como en contra de esta práctica.

  • Bienestar emocional: Según un estudio de la Central Queensland University, dormir con una mascota puede brindar apoyo emocional y disminuir la ansiedad, favoreciendo una sensación de seguridad.
  • Compañía: Para aquellas personas que viven solas, la presencia de un gato en la cama puede ofrecer consuelo y reducir la sensación de soledad durante la noche.
  • Calidez en invierno: En noches frías, un gato puede actuar como una fuente natural de calor, proporcionando una sensación reconfortante al compartir la cama.
  • Higiene: Los gatos pueden llevar consigo suciedad, polvo o parásitos, especialmente si tienen acceso al exterior. Esto puede representar un riesgo para la higiene de la cama y la salud en general. El veterinario Kwane Stewart advirtió sobre la posibilidad de exposición a parásitos como pulgas y garrapatas.
  • Interrupciones en el sueño: A diferencia de los perros, que suelen ser más tranquilos durante la noche, los gatos son animales más activos y pueden interrumpir el descanso del dueño con sus movimientos.
  • Alergias o asma: La exposición constante al pelo y la caspa de los gatos puede desencadenar o agravar problemas respiratorios en personas alérgicas o asmáticas.

En definitiva, permitir que un gato duerma en la cama es una decisión que debe considerar tanto el bienestar emocional de los dueños como las posibles implicaciones para la salud. La clave está en encontrar el equilibrio entre la comodidad y las necesidades personales de ambos.

(Infobae)

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