El malestar entre médicos residentes y profesionales del Garrahan sigue en aumento. Aunque el Ministerio de Salud recibió a una delegación de representantes para dialogar, la reunión no arrojó soluciones concretas. El personal sanitario reclama mejoras urgentes en sus condiciones laborales y denuncia una pérdida del 40% en su poder adquisitivo.
Mientras crecen las críticas por los bajos sueldos y el éxodo de profesionales, desde la cartera sanitaria aseguran que no existe un problema presupuestario sino de eficiencia en el gasto, y apuntan contra los gremios y sectores administrativos por supuestos manejos irregulares de fondos.
El hospital pediátrico, referencia en atención de alta complejidad, atraviesa una crisis estructural por la falta de respuestas. La tensión escaló tras las medidas de fuerza impulsadas por los residentes, quienes ya venían reclamando desde hace semanas. Si bien acataron la conciliación obligatoria, los paros y las protestas persisten.
Reunión sin avances
La jornada de diálogo entre el Ministerio de Salud y tres delegados del personal en formación comenzó al mediodía y se extendió hasta las 18. Según fuentes oficiales, se ofreció abrir una mesa de trabajo para evaluar una mejora “con recursos propios del hospital”, que se sumaría a los $200.000 que ya perciben actualmente los residentes. Sin embargo, no hubo propuesta concreta y los médicos rechazaron suspender el paro.
Para mañana al mediodía está prevista una conferencia de prensa en la puerta del hospital, donde los residentes expondrán su postura públicamente.
Un hospital en riesgo
Los profesionales aseguran que el Garrahan se encuentra al borde del colapso. Las condiciones de trabajo son cada vez más difíciles, los salarios no alcanzan la línea de pobreza y el éxodo de personal amenaza la continuidad de servicios esenciales.
Desde el Ministerio afirman que los cargos vacantes fueron reemplazados, pero en los pasillos del hospital predomina otra percepción: “Se van profesionales con años de formación, que no regresan. Es personal muy calificado que cuesta mucho tiempo reemplazar”, indicó un especialista del área pediátrica.
El Gobierno y el control de horarios
En paralelo, el Ejecutivo plantea medidas que generaron fuerte rechazo. Una de ellas es la implementación del sistema biométrico para controlar la jornada laboral, no solo del personal administrativo sino también de médicos, enfermeros y camilleros.
Funcionarios del área sanitaria advirtieron que quienes no cumplan con sus horarios podrían ser sancionados o incluso separados del cargo. El argumento oficial es la necesidad de controlar una planta administrativa “sobredimensionada”, que —según Salud— supera los 950 empleados, frente a los 478 médicos de planta.
Un plus por productividad en análisis
Entre las medidas en estudio se encuentra un posible plus salarial basado en productividad. Aunque no se dieron detalles de su implementación, esta propuesta generó malestar entre los profesionales permanentes: “Estamos todo el día en el hospital, con vocación, pero lo que nos pagan es una miseria”, señaló un médico con dos especialidades y más de 20 años de experiencia.
Desde el Ministerio, en cambio, minimizan el impacto del conflicto y aseguran que no se ha registrado una deserción masiva del personal sanitario. Sin embargo, los trabajadores lo desmienten categóricamente: “Cada vez somos menos y hay servicios que ya no pueden cubrirse”.