Con baja participación, el oficialismo provincial logró mantener su hegemonía en la Legislatura. La Libertad Avanza se consolidó como segunda fuerza y un candidato preso por sedición quedó tercero, generando un fuerte impacto político.
En una elección marcada por la apatía ciudadana, apenas el 50% del padrón participó este domingo en Misiones. El dato confirma una tendencia que se viene registrando en los comicios desdoblados de las provincias: creciente desinterés del electorado y consolidación de los oficialismos locales. A contramano de lo que ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires, en la tierra colorada no hubo sorpresas en la cima del podio.
El Frente Renovador de la Concordia (FRC), que gobierna Misiones desde hace más de dos décadas, logró retener la mayoría y el quórum propio en la Cámara de Diputados provincial. De los 20 escaños que estaban en juego, el oficialismo se aseguraría entre seis y siete bancas, que se suman a las catorce que ya posee. Así, el gobernador Hugo Passalacqua podrá gobernar con comodidad política.
Desde la dirigencia renovadora destacaron que el resultado fue un respaldo al modelo provincialista frente a los intentos de nacionalizar la elección. Para dar una imagen de renovación, el oficialismo ensayó un «blend» de candidatos propios con figuras cercanas al universo libertario, una fórmula que, a pesar del desgaste de 25 años de gobierno, sigue rindiendo frutos.
La Libertad Avanza pisa fuerte
El gran crecimiento en estas elecciones fue el de La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei, que logró consolidarse como la segunda fuerza en Misiones, un territorio históricamente adverso para las alternativas nacionales.
Con la candidatura de Diego Hartfield y sin el color violeta característico en las boletas (prohibido en la provincia), LLA consiguió entre cuatro y cinco bancas legislativas. El mensaje de campaña, “Hartfield es Milei”, funcionó para fidelizar el voto libertario y neutralizar a otras propuestas que intentaban captar ese electorado con sellos alternativos.
La dirigencia local de LLA ya anticipa una ola de dirigentes de otras fuerzas que buscarán incorporarse al espacio, aunque aseguran que la puerta estará abierta solo para quienes se afilien al partido y respeten la orgánica. A nivel nacional, será Karina Milei quien defina si se habilitarán las PASO en las elecciones legislativas de octubre.
La sorpresa: un preso, tercero en la elección
Uno de los datos más llamativos de la jornada fue el desempeño de Ramón Amarilla, ex policía y actual detenido por sedición, quien desde la cárcel encabezó la lista del partido “Por la Vida y los Valores” y obtuvo cerca del 20% de los votos. Con ese caudal, se ubica en el tercer lugar y podría obtener una banca en la Legislatura, aunque resta que el Tribunal Electoral se expida sobre su situación legal.
Amarilla fue el principal referente de la revuelta policial que sacudió la provincia en mayo de 2024. Su figura ganó notoriedad pública y, con el apoyo del ex PRO Miguel Núñez, logró encabezar una lista que tuvo un desempeño inesperado. Como dato anecdótico, se impuso en Cerro Azul, localidad donde se encuentra la unidad penal donde está alojado.
Otros resultados
En el cuarto lugar quedó Héctor “Cacho” Bárbaro, dirigente rural y ex diputado nacional, quien con el Partido Agrario y Social consiguió un resultado suficiente para retener presencia legislativa.
Más atrás, en el grupo de los derrotados, quedó Martín Arjol, referente radical que intentó reconvertirse en candidato libertario “blue”, pero terminó pagando el costo de la imitación. “Entre el original y la copia, la gente elige el original”, ironizaron desde el entorno de LLA. Arjol, que supo ganar las legislativas de 2021 y fue candidato a gobernador en 2023, cayó al quinto puesto.
Aún peor fue el resultado para la UCR y el PRO, que juntos bajo la alianza “Unidos por el Futuro” no lograron retener bancas ni recuperar prestigio. También el peronismo firmó una jornada para el olvido: sin lista propia y con el partido intervenido por decisión de Cristina Kirchner, sus referentes terminaron englobados en una alianza menor, Confluencia Popular, que apenas arañó el 1% de los votos.
Conclusión
La elección en Misiones dejó varias señales hacia el escenario nacional: el desgaste de los partidos tradicionales, la consolidación de los oficialismos provinciales y la expansión del fenómeno libertario. Además, mostró que incluso desde una celda puede surgir un liderazgo disruptivo que impacte en la política local.