En la antesala del cierre de alianzas y listas, el peronismo de la provincia de Buenos Aires transita días de alta tensión política. A solo cinco días del plazo para inscribir frentes electorales y quince para presentar candidaturas, las principales figuras del espacio —Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa— intensifican las negociaciones para definir qué lugar ocupará cada sector en la disputa electoral de este año.
Unidad en crisis y pulseada interna
Aunque desde todos los sectores coinciden en la necesidad de evitar una fractura, la unidad parece, por ahora, más formal que real. La discusión ya no gira en torno a un proyecto político común, sino a la proporción del reparto de las listas. El Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que responde a Kicillof, exige el 50% de la representación seccional y un rol central del gobernador en la estrategia de campaña.
Del otro lado, el cristinismo —conducido por La Cámpora— sostiene la necesidad de reclamar la libertad de Cristina Fernández como bandera de campaña. Esta postura no convence a varios intendentes que consideran que ese enfoque no sintoniza con las urgencias económicas de la población. «No podés hablarle a la gente de Cristina mientras les cierran los negocios», expresó un intendente alineado con el mandatario provincial.
Nombres en danza y fracturas posibles
La pelea por las listas ya tiene nombres propios. En la Primera Sección Electoral, resuenan los intendentes Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Federico Achaval (Pilar) y el ministro Gabriel Katopodis. En la Tercera Sección, los nombres que suenan fuerte son Mayra Mendoza (Quilmes), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y la vicegobernadora Verónica Magario, esta última vista como figura de consenso.
Sin embargo, la amenaza de fractura interna sigue latente. Los intendentes Julio Zamora (Tigre) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), históricamente enfrentados con La Cámpora, evalúan encabezar boletas por fuera del armado oficialista. Una jugada que podría restarle votos claves al peronismo unificado.
A esto se suman conflictos en territorios calientes como Morón —donde se enfrentan Lucas Ghi y Martín Sabbatella— y en distritos como Avellaneda, Lanús y Quilmes, donde los roces entre Jorge Ferraresi, Julián Álvarez y Mendoza complican los cierres.
Desdoblamiento, Cristina y 2027
Otra polémica abierta es el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses, impulsado por Kicillof. Mientras algunos intendentes kirchneristas presionan para alinearlas con el calendario nacional, el gobernador se aferra a la decisión como estrategia de diferenciación y proyección presidencial hacia 2027.
Kicillof busca consolidar un camino propio, autónomo del kirchnerismo duro, y sin el “dedo” de Cristina. No quiere ser “el candidato de CFK”, sino “el candidato del peronismo”. Allí radica la disputa más profunda.
Una tregua frágil
En las últimas horas, la designación de los apoderados del nuevo frente electoral —con Verónica Magario y Katopodis por parte de Kicillof, y Federico Otermín y Mariel Fernández por el cristinismo— sirvió para calmar momentáneamente las aguas.
Pero todos saben que la unidad es frágil y que las próximas horas serán decisivas. Lo que está en juego no es solo una elección, sino la conducción del espacio de cara a 2027.

