Un estudio reciente ha presentado un avance prometedor en la investigación del Alzheimer: investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), junto a equipos del Reino Unido y China, lograron revertir los rasgos de la enfermedad en ratones gracias a una terapia basada en nanopartículas activas. Los resultados, publicados en la revista Signal Transduction and Targeted Therapy, muestran una restauración de la barrera hematoencefálica y la eliminación de proteínas tóxicas del cerebro.
¿Cómo funciona esta estrategia?
En lugar de usar nanopartículas como simples transportadores, los científicos desarrollaron nanopartículas que actúan como “fármacos supramoleculares”. La clave está en reparar la barrera hematoencefálica (BHE), el sistema que separa la sangre del tejido cerebral, permitiendo que sustancias nocivas sean filtradas correctamente.
En modelos animales modificados para producir grandes cantidades de amiloide-β (Aβ) —la proteína implicada en el Alzheimer—, los investigadores aplicaron solo tres dosis del tratamiento. Solo una hora después de la primera inyección, ya observaron una reducción del 50-60 % en los niveles de Aβ en el cerebro.
En los ensayos de comportamiento, un ratón de 12 meses tratado (equivalente a un humano de 60 años) mostró funciones cognitivas normales incluso seis meses después, como si su cerebro hubiese vuelto a un estado de salud a pesar de estar en edad avanzada.
Los resultados sugieren que el efecto prolongado proviene de restaurar la vasculatura cerebral y reactivar el mecanismo natural que elimina moléculas tóxicas como Aβ. Las nanopartículas diseñadas actúan como interruptores inteligentes que reactivan los transportadores moleculares del cerebro para expulsar el exceso de Aβ.
Importancia del hallazgo
Este enfoque combina ciencia vascular y neurobiología: el Alzheimer no solo es un problema de neuronas, sino también de un sistema de limpieza cerebral comprometido. Si la barrera hematoencefálica falla, las proteínas dañinas se acumulan y dañan el tejido cerebral.
Aunque estos resultados son alentadores, es importante recordar que por ahora se han probado solo en ratones. Pasar del modelo animal a humanos toma años de estudios clínicos para confirmar la seguridad y eficacia. No obstante, es un paso significativo hacia terapias más inteligentes y dirigidas para las enfermedades neurodegenerativas.
