La mayoría de los funcionarios de Kicillof cobran dos o más contratos del estado

A la esposa del gobernador, Soledad Quereilhac, que mantiene tres ingresos estatales al mismo tiempo, se le suman los casos de los ministros Carlos Bianco, Javier Rodríguez, Pablo López y Jésica Rey, entre otros.


Desde el comienzo de su gestión como gobernador, Axel Kicillof, tuvo que enfrentar numerosos cuestionamientos por los contratos que sostiene su esposa, Soledad Quereilhac, en el estado. En total, serían al menos tres los ingresos que mantiene hasta el día de hoy, por un monto superior al millón de pesos mensual. En efecto, en momentos en los que gran parte de la administración pública se encuentra al límite de la pobreza y con numerosos contratos pendientes de un hilo, Quereilhac embolsa una cuantiosa suma a través del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Universidad de Buenos Aires y la de San Martín.

Hasta el momento, lejos de renunciar a ellos, Quereilhac pareciera decidida a aumentarlos. El propio Javier Milei la dejó en el centro de la polémica cuando, al asumir, aseguró que el CONICET tiene un presupuesto similar al de la NASA, pero con resultados mucho más pobres. A modo de ejemplo, la compañera de Kicillof goza de un ingreso del consejo de ciencias para, presuntamente, estudiar “ciencias ocultas” (asignatura que fue modificada luego de que un medio periodístico lo advirtiera públicamente).

Qureilhac, sin embargo, no es la única del entorno de Kicillof que goza de más de un contrato estatal en simultáneo. El propio gobernador figura aún al día de hoy como investigador del CONICET, aunque se desconoce si cobra una remuneración por dicho cargo.

La lista

El ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, además de cobrar un jugoso salario por su posición en la gestión de Axel Kicillof, conserva un cargo en la Universidad Nacional de Quilmes, por el que percibe un segundo sueldo del estado de alrededor de 250 mil pesos. La siempre polémica Jésica Rey, ministra de Comunicación Pública bonaerense, mantiene un contrato un tanto menor en la Universidad Nacional de La Plata, al igual que la presidente del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, Florencia Saintout.

Bianco, Costa y Rey, algunos de los beneficiados de la empleomanía estatal.

Por su parte, el ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, mantiene un segundo ingreso de la Universidad Nacional de Lanús cercano al medio millón de pesos. Por un monto similar, el ministro de Economía, Pablo López, se encuentra nombrado en la Universidad Nacional de José C. Paz.

La ministra de Hábitat y Desarrollo Urbano de la provincia de Buenos Aires, Silvina Batakis, percibe dos sueldos más, uno en la Universidad Nacional Arturo Jauretche y otro en la Universidad Nacional de Avellaneda. Entre ambos suma casi medio millón de pesos.

Batakis, una vida yendo de cargo en cargo.

La lista la completan el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, Augusto Costa, y la secretaria General, Agustina Vila, con contratos en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de José C. Paz, por montos que oscilan entre los 200 y los 400 mil pesos.

En todos los casos, los dirigentes más cercanos al gobernador Axel Kicillof decidieron llevar adelante un ejercicio de “picardía criolla”: los contratos que mantienen pertenecen a universidades que, a pesar de administrarse en forma local y manejarse políticamente en territorios bonaerenses, son técnicamente nacionales. De esta forma, pueden sostener un contrato del estado provincial y otro nacional, alegando un trabajo de docencia, para evitar así la incompatibilidad.

Picardías aparte, las curiosas estrategias de los dirigentes políticos que conforman gran parte del equipo de trabajo de Axel Kicillof parecieran alimentar el rechazo de gran parte de la sociedad. En efecto, mientras los empleados públicos bonaerenses cortan calles, movilizan sindicatos y reclaman mejoras salariales que no llegan, los ministros y la esposa del gobernador acumulan contratos a costa de las arcas públicas.

(Realpolitik)

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