La muerte de Thiago Benjamín Correa Medina, el niño de 7 años que fue alcanzado por una bala durante un enfrentamiento entre un policía y delincuentes en La Matanza, conmueve a todo el país. La triste noticia fue confirmada este viernes por su papá, Fabián, a la salida del Hospital de Niños de San Justo: «Tuvimos el fallecimiento de Thiago. Es muy doloroso para todos. Solo pedimos justicia».
El trágico episodio ocurrió el miércoles por la noche, cerca de las 22.30, en la esquina de avenida Crovara y Madrid, cuando Fabián esperaba el colectivo con su hijo sobre los hombros. Según la reconstrucción del hecho, un agente de la Policía Federal Argentina —que se encontraba de civil y fuera de servicio— fue interceptado por cuatro delincuentes armados. Al identificarse como policía y responder al intento de robo, se desató un tiroteo en plena vía pública. En ese cruce de disparos, una bala alcanzó a Thiago en la cabeza.
El niño fue trasladado de urgencia al hospital Ballestrini y luego derivado al Hospital de Niños de San Justo. Desde entonces permanecía internado con diagnóstico de muerte cerebral. Este viernes, tras casi 48 horas de angustia, sus padres confirmaron su fallecimiento.
«Cuando le da el impacto y lo tengo en mis brazos, me dice ‘pá’ y ya no dijo más nada», había relatado conmovido el padre, el día anterior. Thiago era alumno del Colegio Parroquial Santa Rosa y jugaba al fútbol en el club Defensores Unidos de La Tablada. “Era un amor, muy amiguero, querido por todos”, lo describió su familia.
El oficial involucrado en el hecho fue identificado como Facundo Daniel Aguilar Fajardo, de 21 años, ayudante de la Dirección Montada de la PFA. Fue detenido e imputado por «exceso en la legítima defensa» por orden del fiscal Diego Rulli, mientras que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, expresó su respaldo al accionar del agente, señalando que «los responsables directos son los delincuentes».
En el tiroteo murió uno de los asaltantes, Brandon Corpus Antelo (18 años), mientras que otros dos, Uriel Montenovo y Uriel Leiva, ambos de 21, resultaron heridos. Un cuarto logró escapar. En la escena se secuestraron un revólver calibre .38, un proyectil deformado, sangre de la víctima y el arma del agente policial.
En medio del dolor, la familia de Thiago exige justicia. El caso, que generó un fuerte impacto público, vuelve a abrir un profundo debate sobre el uso de armas de fuego en espacios públicos y la seguridad en zonas urbanas.