Senadores argentinos: entre la austeridad y el silencio cómplice

La medida se oficializó tras la firma del Decreto 344/25 por parte de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien habilitó que cada senador pueda decidir, por escrito, si desea rechazar el aumento salarial derivado del acuerdo paritario con los trabajadores del Congreso. Con esta jugada, Villarruel intentó deslindarse de las críticas que llegaron desde la propia Casa Rosada, pero también de la presión social.

Desde el bloque La Libertad Avanza, que responde directamente al presidente Javier Milei, se difundió un comunicado con tono patriótico:

“Nos votaron para devolver a la Argentina al sendero de la grandeza. Los primeros que tenemos que poner el hombro somos nosotros”.

En la misma línea, algunos radicales también presentaron su renuncia al incremento. Entre ellos, los senadores Rodolfo Suárez y Mariana Juri (ambos de Mendoza), Carolina Losada (Santa Fe), Martín Lousteau (CABA), Eduardo Vischi y Gabriela Valenzuela (Corrientes). Todos enviaron notas formales a la presidencia de la Cámara Alta rechazando el ajuste, que representa un 120% de aumento acumulado desde abril del año pasado.

“En tiempos de cambios que requieren esfuerzos colectivos, los dirigentes debemos dar el ejemplo”, dijo Vischi.

Además, se espera que Carlos «Camau» Espínola (Corrientes) anuncie su rechazo mediante un comunicado oficial en las próximas horas.

Pese al escándalo que se repite con cada ajuste en el Senado, la mayoría de los legisladores optó por el silencio. No rechazaron el aumento, ni salieron a justificarlo. Simplemente lo dejaron pasar. Sin votación a mano alzada, sin lista pública, sin asumir el costo político.

Este comportamiento se repite desde abril del año pasado, cuando en apenas seis segundos y sin debate, los senadores votaron el primer gran aumento, despertando la furia del presidente Milei, quien los acusó de ser parte de “la casta”.

Aunque en aquel entonces algunos libertarios también votaron afirmativamente —o al menos, no se opusieron—, ahora buscan mostrar un nuevo gesto de austeridad en sintonía con el discurso presidencial.

La estrategia de Villarruel de deslindar responsabilidades mediante el decreto no logró acallar las críticas. Si bien el artículo 3 del decreto permite la renuncia parcial o total al incremento, el aumento se hizo efectivo por defecto. En otras palabras, quien no rechaza explícitamente el ajuste, lo recibe.

La medida también puso en evidencia las diferencias con Diputados, donde el presidente de la Cámara, Martín Menem, optó por congelar los sueldos. En el Senado, en cambio, la mayoría dejó correr el aumento sin resistencia, lo que volvió a exponer el creciente desgaste político de Villarruel.

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