En un movimiento que marca un giro drástico en el conflicto de Medio Oriente, Estados Unidos lanzó un ataque aéreo contra tres instalaciones nucleares estratégicas de Irán. Los blancos fueron las plantas de Fordow, Natanz e Isfahan, consideradas fundamentales para el desarrollo del programa atómico iraní.
El expresidente Donald Trump confirmó la ofensiva a través de su red Truth Social, donde celebró el resultado del operativo y aseguró que «todos los aviones están fuera del espacio aéreo iraní y regresan a casa». El ataque incluyó el despliegue de bombas de alta penetración, aunque aún no se conoce con precisión el alcance de los daños.
Los blancos del ataque: Fordow, Natanz e Isfahan
Estas tres instalaciones son el corazón del programa nuclear iraní. Fordow, excavada en una montaña a más de 100 metros de profundidad cerca de Qom, es considerada una de las plantas más protegidas del mundo. Allí, inspectores internacionales hallaron uranio enriquecido al 83,7% en 2023, muy cerca del 90% necesario para fabricar armas nucleares.
Por su parte, Natanz es el principal centro de enriquecimiento, donde Irán ha concentrado sus centrifugadoras avanzadas y ha reconocido la producción de uranio al 60%. Aunque parcialmente subterránea, su vulnerabilidad ha sido evidenciada en ataques anteriores.
En tanto, Isfahan es donde se realiza la conversión química del uranio natural en gas UF6, insumo indispensable para las plantas de enriquecimiento.
La reacción desde Irán
Tras los bombardeos, medios iraníes reconocieron que “una parte del sitio nuclear de Fordow fue atacado por enemigos”. Desde Teherán, el viceministro de Asuntos Exteriores, Saeed Khatibzadeh, advirtió que la participación directa de EE.UU. podría “desatar un infierno en la región” y que Trump “será recordado como el presidente que se metió en una guerra que no le correspondía”.
¿Un paso más hacia la guerra total?
Si bien Israel había sido el actor más activo en la ofensiva contra las capacidades nucleares iraníes, en los últimos días se intensificaron las presiones para que Washington interviniera directamente. La Casa Blanca habría enviado bombarderos B-2 a la base de Guam, lo que anticipaba un posible operativo de gran escala.
El bombardeo sobre los tres principales centros nucleares de Irán podría significar un retroceso de varios años en el programa atómico del régimen, pero también abre una incógnita: ¿estamos frente a una escalada bélica sin retorno?
Por el momento, el mundo observa con atención y cautela. La incertidumbre geopolítica crece, y el impacto en el precio del petróleo y los mercados globales ya se hace sentir.