Nuestro vecino matheuense Abel Fernández nos trae otra de sus columnas ferroviarias.
Esta empresa, constituida con capitales británicos, comenzó su actividad ferroviaria en 1872 con una línea que iba, en su primer tramo, de la Estación Buenos Aires hasta Campana, y desde ahí los pasajeros continuaban el viaje a Rosario por vía fluvial. Periódicamente fue agregando tramos para completar el total hasta Rosario, en 1876.
Para este servicio, el Ferrocarril adquirió 25 locomotoras a la empresa Beyer Peaboc Company Limited. A las primeras diez les asignó el número 19 al 28. Esta empresa, al llegar a Rosario se encontró con sus posibilidades limitadas pues no podía proyectarse al norte de Rosario, pues muy poco se podría comerciar en esa zona: hacia el oeste estaba la línea del FCCA que llegaba a Córdoba, y en 1908, la transfirió al FC antes citado.
Pero en 1872 se había comenzado la construcción del FC a San Juan, cuyo primer tramo fue de Palermo a Mercedes, luego Junín; ya en San Luis, Justo Darac, y en San Juan, en abril de 1885. Para operar de la Estación Buenos Aires construyó, desde Palermo, una línea sobre la avenida Santa Fe, que luego seguía bordeando el ahora Parque Tres de Febrero, y se unía a la línea del FCCA. Al incendiarse y quedar destruida la Estación Buenos Aires, la empresa construyó un viaducto prolongando el ramal hasta la actual avenida Ramos Mejía. Ahí se armó una estación algo precaria con hierro, madera y chapas de zinc.
Esta empresa tenía un plan ambicioso de construir una gran estación en tres manzanas que poseía cerca del Correo Central, pero la guerra de 1914, donde estaba involucrada Inglaterra, hizo abortar el proyecto. Aunque no se olvidó, y, rejuvenecido, después de 1930, era casi una realidad.
Éste contemplaba un gran puente sobre la avenida Ramos Mejía y, así elevado, seguiría al sitio elegido. Pero nuevamente, la segunda guerra mundial dio por tierra con este ambicioso plan.
Finalmente, al nacionalizarse los ferrocarriles, en 1948, de esto no se habló más, y una manzana fue adquirida por la empresa del estadio Luna Park, y las otras decomisadas por el gobierno.
Ampliaré, me queda más por decir de esta línea.
Abel Fernández