Se hace camino al andar: Soy el Sr. Arrayán

Y yo, con mi intenso color canela, que muestra mi edad, siempre los he esperado y los espero. Soy el Sr. Arrayán, Luma Apiculata, o Eugenia Affinis.


Me encuentro en un bosque… que ha trascendido las fronteras neuquinas, regionales y nacionales porque, desde hace ya muchas décadas, vienen a verme, a tocarme para comprobar mi corteza fría, con ese característico color canela, desde los confines más alejados del Planeta Tierra.

Muchos llegan y se van encantados con los bosques de Patagonia, otros, un poquito decepcionados pues quién sabe cuántos años hace que sueñan vernos, caminar por las pasarelas, tomarse miles de fotos o simplemente mirarnos. Calcular, con ayuda de los Guías ¿cuántos años tendremos? Y saber cómo se reproducen, que mágica energía se transmite en cada semilla, en cada esqueje, o en cada ejemplar que cae, y por fuerza de la Madre Naturaleza pare un nuevo ser, y así van siendo miles y miles de semillas, flores y de allí sus frutos y hojitas que se esparcen “naturalmente”, conformando muchos y muchos bosques, con menos estrellato y cartel que yo, pero Bosques de Arrayanes también, porque sepan que hay muchos.

El Bosque de Arrayanes de Península de Quetrihue, territorio de la provincia de Neuquén es la estrella en el firmamento del Parque Nacional, desde hace décadas y décadas son muchos cientos de miles que me visitan, de todas las edades, y también muchos vinieron y regresan, cada vez más son los que continúan sacándome miles de fotos, y así la vida va.

Cabe contar que los arboles somos seres vivos, que, al igual que a los humanos les van pasando los años, entonces sucede algo que es motivo de charla y de análisis, más aún para quienes vinieron y regresaron, lo cual dispara una ineludible comparación. Tanto como aquellos que se forjaron una idea, a veces a partir de una foto de archivo o de algunos ejemplares que nos vemos hoy ya con muchos años, el color va mudando, los diferentes momentos de la región a nivel clima son dinámicos: años de mucha lluvia, otros de mucha nieve, lo cual eleva los niveles del lago. Otros años de sequía, poca o casi nada de nieve, el crecimiento poblacional a la vera del Gran Lago Nahuel Huapi, y ello modifica, cambia, le da otro aspecto al mismo bosque, que sigue siéndolo aun cuando los “abuelos” podemos haber caído, cambiado ese color tan bello de los troncos, o perdido las frondosas copas de otrora por causa de los años, del viento, las lluvias, etc. Los factores climáticos existen y hoy pueden comprobarlo cada vez más. Se nos puede ver en el bosque, aquí hay ejemplares que ya tenemos entre 160 y 250 años, y algunos cuantos de más de 500, según se ha podido comprobar a partir de diferentes estudios realizados.

El bosque, mi lugar, está ubicado en Península de Quetrihue, cuyo significado en lengua mapuche es “lugar donde hay arrayanes”.

El Parque Nacional Los Arrayanes, que se ubica en la parte norte del Lago Nahuel Huapi, es el que mayor concentración de nuestra especie tiene, pero sepan que estamos, crecemos y nos desarrollamos en toda la gran extensión de esta región patagónica. Arrayán, árbol característico de la Región Patagónica, como especie de flora que he sido creada, no distingo las fronteras, porque no las hay para estas manifestaciones de vida. Tanto se nos encuentra en Argentina como Chile, aunque también estamos por Uruguay y en algunos otros países de América, aunque no en gran cantidad en forma de bosque. En Europa también tenemos familia.

Sin duda, enamoramos por nuestras características y aspecto. Ahora, si a estas alturas te preguntas… ¿Qué es el arrayán y para qué sirve?

Te cuento que poseo un fruto del tipo baya roja/negro/violácea. En medicina de plantas utilizan mi rama con hojas en infusión, para el tratamiento del reumatismo, gota o tos.

Eugenia affinis (Luma apiculata). Pueden disfrutar de ver mi bellísima flor desde septiembre a noviembre, fructificando entre diciembre y febrero. Florecemos de noviembre a diciembre y fructificamos desde enero a marzo. Existen variedades que se manifiestan según los diferentes factores, que hacen a sus nutrientes los mementos tanto de floración como de fructificación o crecimiento pueden variar un poco. Y así es, sea en diferentes lugares de uno u otro lado de la majestuosa e imponente Cordillera de los Andes, me dejo ver, disfrutar, saborear, fotografiar y siempre maravillarlos.

Poseo madera muy dura, pesada y flexible, útil para la confección de mangos de herramientas, utensilios de labranza, ejes y rayos de carreta, bastones, y palos de usos varios. Mis frutos, comestibles, parecidos en su aspecto a los arándanos, pueden utilizarse para producción de vino y de chicha.

Crecemos, mayormente, en zonas de alta humedad o bajo el dosel o amparo de otras hermanas. Como cualquier árbol o planta solo les pido que cuidemos el planeta, los espacios verdes, los lagos, los ríos, las flores, los animales, porque, simplemente, es la casa de todos.

(Por Raquel, Guía Nacional de Turismo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *