Cada 14 de septiembre se conmemora en la Argentina el Día del Hipertenso, una fecha impulsada por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) para concientizar sobre la prevención y el control de una enfermedad silenciosa que afecta a más de un tercio de la población adulta.
La elección no es casual: el número 14/9 recuerda a los valores 140/90 mmHg, punto de referencia a partir del cual los médicos diagnostican hipertensión arterial.
El panorama es preocupante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el país solo el 58% de los hipertensos está diagnosticado, el 41% recibe tratamiento, y apenas un 15% logra controlar su presión de manera adecuada.
Frente a este escenario, la SAHA, junto a la Federación Argentina de Cardiología y la Sociedad Argentina de Cardiología, presentó el Consenso Argentino de Hipertensión 2025, un documento con siete recomendaciones clave para mejorar el diagnóstico y el manejo de la enfermedad.
📌 Las 7 recomendaciones del consenso 2025
- Más potasio en la dieta
Incluir frutas, verduras y legumbres para contrarrestar los efectos del sodio y ayudar a bajar la presión arterial. - Probióticos como aliados
Incorporar yogures, kéfir y alimentos fermentados que favorecen la salud intestinal y, según estudios recientes, también ayudan a controlar la presión. - Combinación de medicamentos desde el inicio
Abandonar el esquema de “un solo fármaco” y pasar a la terapia combinada desde el principio para mejorar resultados y evitar el abandono del tratamiento. - Nuevos objetivos terapéuticos
El rango de control se fija ahora en 130/80 mmHg, evitando bajar de 120/70. - Simplificación del diagnóstico
Se elimina la categoría de hipertensión “nivel 3”, que se unifica con el nivel 2, para agilizar la atención de los casos graves. - Cambio de enfoque en emergencias
Se deja de usar el término “urgencia hipertensiva” para evitar intervenciones innecesarias. La atención se concentra en quienes presentan daño en órganos vitales. - Ambiente y estrés bajo la lupa
Factores como la contaminación, el ruido y el estrés emocional se reconocen como disparadores de la hipertensión. Se promueven ambientes saludables y estrategias de manejo emocional.
Un desafío urgente
“El registro correcto de la presión arterial y la adherencia a los tratamientos son fundamentales”, señaló la doctora Judith Zilberman, del Hospital Argerich, al destacar que el nuevo consenso también incorpora perspectivas específicas para las mujeres con hipertensión.
En palabras del cardiólogo Nicolás Renna, investigador del Conicet:
“El inicio temprano con terapia combinada permite alcanzar metas de control más rápido y reducir el riesgo cardiovascular de manera significativa”.
El desafío está claro: mejorar la prevención, ampliar el diagnóstico y lograr que cada vez más personas controlen de manera efectiva una enfermedad que, pese a ser silenciosa, tiene consecuencias graves sobre la salud cardiovascular y renal.

